sábado, 13 de septiembre de 2008

El yo (Anatta)

Insustancialidad. No-yo. Ausencia de un alma. Insustancialidad. Carencia de un yo perdurable. Carencia de una existencia intrínseca.

Anātman, la insustancialidad, es uno de los elementos más importantes y más característicos de las enseñanzas budistas, y es lo que distingue al budismo respecto al resto de religiones. Por eso al Buda se le llama a veces Anattā-vadi (el maestro de la Insustancialidad). Es también sin lugar a dudas, el aspecto más difícil de asimilar correcta y plenamente para sus seguidores.

Para empezar a entender este concepto, hay que empezar entendiendo el contexto donde surge el Budismo. Al ser parte de las religiones dhármicas tiene una naturaleza muy distinta a las religiones abrahámicas; son tipos muy distintos de búsqueda de trascendencia espiritual. Ademas, Siddharta Gautama -su fundador-, sigue una línea heterodoxa dentro de la tradición Védica. Esto quiere decir que el budismo es muy crítico de si mismo y del entorno donde se fundó. No asume que algún enunciado es falso o verdadero, si no que lo analiza y experimenta hasta llegar a conceptos, o hasta conclusiones más profundas y cercanas a la realidad como realmente es.

Buda predicó que nuestra idea sobre la existencia de nuestro "yo" es en realidad una idea falsa que surge sobre lo que no es más que una colección temporal de numerosos procesos dinámicos interdependientes y condicionados en constante cambio. De estos procesos surge la conciencia así como la noción de ser una individualidad.

El No-yo no es equivalente a la aniquilación de la personalidad ni al nihilismo, ya que no se afirma la inexistencia de la persona, sino la inexistencia de una sustancia, esencia, o entidad intrínseca duradera en la persona. El budismo considera yo, me y mi como convenciones e ideas relativas necesarias para poder operar en la vida diaria. 

Anātman, al igual que el resto de afirmaciones filosóficas del budismo, es para sus seguidores un elemento de práctica en el que investigar y no una convención de fe. Nace teniendo como punto de partida la experiencia, que siempre supedita a los razonamientos en el budismo. Esa experiencia de "olvidarse a sí-mismo", surge normalmente a través de un camino doble simultáneo de aprendizaje: debido a la práctica permanente de entregarse plena e incondicionalmente a la acción que se está realizando en este preciso instante presente, cualquiera que sea, y debido a la práctica de la meditación.


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